Javier Tejera nos habla del futuro de Anaga como Reserva Mundial de la Biosfera

La Fundación Santa Cruz Sostenible lleva un tiempo tratando de promover la declaración del Macizo de Anaga como la primera Reserva Mundial de la Biosfera en Tenerife. Este paso permitiría, por un lado, la conservación y protección de la toda la biodiversidad integrada en el entorno de Anaga. Pero no sólo eso, también fomentará el desarrollo económico y humano de esta zona, la investigación, la educación y el intercambio de información entre las diferentes reservas, que forman una red mundial de espacios con esta catalogación. La noticia, lejos de suponer un motivo de orgullo y esperanza, se está viendo con recelo y desconfianza por parte de la población que habita Anaga, que además no deja de manifestar que siguen insatisfechos por la declaración en su día de este espacio como Parque Rural.
No es la primera vez que declaraciones de este tipo levantan suspicacias así entre los habitantes locales de la zona donde tienen lugar. De hecho, es un comportamiento más bien repetitivo y normal, si atendemos a una serie de cuestiones. Las Reservas de la Biosfera protegen no sólo las zonas terrestres, sino también las zonas marítimas, a diferencia de la catalogación de Parque Rural. En La Graciosa, por ejemplo, se ha dado una curiosa paradoja en los últimos años, desde que fuera declarada como espacio similar por la UNESCO. Sus poco más de 500 habitantes, que se habían dedicado tradicionalmente a la pesca, se han encontrado con que, en 70.000 hectáreas a la redonda, en los mismos lugares donde generaciones atrás ellos mismo habían marcado las reglas, ahora está totalmente prohibida la pesca.
Si tenemos en cuenta que una hectárea equivale aproximadamente a dos campos de fútbol y que el área que está actualmente protegida, unas 70.000 hectáreas, es la mayor de estas características de toda Europa, podemos hacernos una idea de hasta qué punto esta declaración ha cambiado la vida de los gracioseros. Bajo esta perspectiva, es normal que en Anaga muchos estén viendo con dudas esta sobreprotección, ya que en definitiva les puede maniatar lo que para muchos ha sido durante mucho tiempo su principal fuente de sustento. En cualquier caso, de la misma forma, convendría hacer una reflexión igual de válida. A finales de enero tuvo lugar un encuentro internacional de Reservas de la Biosfera en Fuerteventura, en donde los participantes reclamaron para sus respectivas zonas el desarrollo de un turismo sostenible vinculado al medio ambiente, que potencie el desarrollo económico de sus habitantes.
Esto significa que, lejos de una amenaza, la declaración del Macizo de Anaga como Reserva de la Biosfera debe ser vista como una gran oportunidad. Las características paisajísticas, geológicas, biológicas, culturales y etnográficas de la zona otorgan un potencial tremendo de desarrollo del sector del turismo ecológico o ecoturismo. Más allá del simple contacto con la naturaleza, este concepto turístico debe englobar una serie de premisas que otorguen un valor añadido a la zona y a sus habitantes, promoviendo el comportamiento de un visitante consciente y de bajo impacto, una sensibilidad y aprecio con respecto a la cultura local y a la diversidad biológica y un respaldo a los esfuerzos locales de conservación.
En ese sentido, un turismo sostenible, sostenido y respetuoso con el entorno, puede ser una posibilidad de diversificación económica y una oportunidad de crecimiento para los habitantes de Anaga. Eso siempre que haya oportunidades reales para todos, con un reparto de beneficios sostenibles para la comunidad, la participación local en la toma de decisiones, además de componentes educacionales en la oferta para el viajero y para los propios habitantes autóctonos. La clave de todo es que se defiendan los usos y costumbres tradicionales de la zona, verdadero atractivo diferencial, convirtiéndolos en productos apetecibles para ese viajero concienciado, que busca experiencias auténticas y respetuosas con los entornos que visita. Haberlos los hay y los frutos sin duda que merecen la pena.
http://hoy-today.com/?p=1920 Fuente: Hoy&Today

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